1.- Está en una situación privilegiada respecto a la situación de la economía española en general y en una dinámica ascendente con motivo de la confianza de las multinacionales que continúan adjudicando la fabricación de nuevos modelos de vehículos a las plantas españolas. El objetivo es fabricar más de 3 millones de vehículos y continuar con la creación de puestos de trabajo, cifra que en 2014 alcanzó los 26.800 en España.
2.- Los fabricantes caerán en la tentación de seguir proponiendo recortes salariales para reducir los costes laborales y así tener opciones a nuevas inversiones. En estos años de crisis ya se alcanzaron acuerdos de moderación salarial, con sacrificios y pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores. Deberíamos preguntarnos por qué países como Alemania y Francia son competitivos teniendo un coste salarial un 45% más elevado que España.
3.- La competitividad de nuestra industria no solo debe basarse, únicamente, en los costes laborales (en torno al 10%) sino que debe sustentarse en varios aspectos como una mayor inversión en I+D+i, incrementando y reforzando los incentivos a la I+D+i y la mejora de la competitividad logística. Asimismo, se debe incidir en la reducción del coste energético, siendo responsabilidad del Gobierno dar solución a esta clara desventaja competitiva, mientras que en el plano de la fabricación, se debe incidir en la flexibilidad para dar respuesta al mercado, para competir con los países low cost. También, la estabilidad política de España aporta un plus añadido respecto a países low cost, donde hay una deficiente estabilidad política y un posible riesgo de las inversiones.
4.- Aún siendo muy elevado el nivel de flexibilidad todavía somos capaces de ampliar y mejorar, fundamentalmente en la flexibilidad ante demandas urgentes de los mercados. Los representantes de los trabajadores hace tiempo que hemos entendido que profundizar en la flexibilidad con acuerdos novedosos en cuanto a movilidad de pausas o individualización de las mismas, ampliar turnos de trabajo, según necesidades de producción, trabajar sábados o descansar días laborables, bolsa de horas, etc., es una de las herramientas clave para mejorar nuestra competitividad. Esto también nos ha permitido alcanzar compromisos industriales y de empleo y en consecuencia la adjudicación de nuevos modelos a las fábricas españolas.
5.- Sería una buena herramienta de homogeneización de condiciones y de defensa sobre todo de las empresas de dimensión más pequeña, no está exento de complicaciones el llegar a un acuerdo, sobre todo por la diferencia de salarios entre regiones.