En los últimos meses asistimos, una vez más, a una nueva entrega en el teatro del Diálogo Social: «Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva», protagonizado por los viejos actores de siempre: CEOE, Cepyme, CCOO y UGT, coproducido de nuevo por la obsoleta y sectaria Ley Orgánica de Libertad Sindical y la legislación antidemocrática en materia de elecciones sindicales que les garantiza una representatividad y en la que el resto de organizaciones sindicales no podemos participar en igualdad de condiciones. Promete ser igual de insulsa que las tres anteriores, o peor aún, aunque parece estar más teatralizada con más tiras y aflojas, banderolas, declaraciones y notas de prensa, más alfombra roja y un final previsible, el de siempre.
La primera entrega de esta saga mal llamada «Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva» (AENC) en 2010 ya presagiaba el desastre, confirmándose en siguientes ocasiones en 2012 y 2015. Entre sus contenidos, aparte de una declaración de intenciones de todo el mundo laboral, se repetían insistentemente subidas salariales topadas por arriba (hasta el 0,6%, hasta el 1%, entre el 1% hasta el 2%…), junto con cuestiones relacionadas con los fondos de subvenciones de formación para el empleo que esperaban pasar por las cuentas corrientes de patronales y «sindicatos bendecidos LOE», desprendiendo un tufo que poco parecía importar a nadie: Gobierno contento con el teatro y con las subvenciones listas para su entrega, patronales y sindicatos de la mano con un texto que no obliga ni condiciona en realidad nada, foto de paz social e instituciones responsables, trabajadores y trabajadoras viendo como sus condiciones laborales y derechos decrecían inversamente proporcional al institucionalismo de las organizaciones que dicen representarlas.
Las consecuencia de todos esos acuerdos marco de altas miras y de las Reformas Laborales de 2010 y 2012 de PSOE y PP, han sido entre otras:
-Alta temporalidad del empleo. La tasa de temporalidad se encuentra en el 26,5%, cuando en 2011 se situaba en el 24,8%. España es el segundo país europeo con la tasa de temporalidad más alta.
-La tasa de empleo a jornada parcial ha crecido 1,8 puntos entre 2011 y 2016 hasta el 15,3%, y sobre todo ha subido la involuntariedad de estas jornadas.
-Paro de larga duración: el 56% de los desempleados lleva más de un año en esa situación.
-Más precariedad en el empleo: contratos por horas, semanas, falsos autónomos, etc.
–Menos calidad del empleo. España es el segundo país de la OCDE con el porcentaje más elevado de inseguridad ante el riesgo de desempleo. Los empleos que se crean no son de futuro y así lo perciben los trabajadores.
-Ha creado trabajadores de primera y de segunda. Aquellos que perdieron su trabajo, ahora son más pobres al tener empleos con remuneraciones más bajas y de menor duración, apareciendo la figura del trabajador pobre.
-Se ha disparado el fraude laboral con índices que triplican la existente en 2009.
–Descenso salarial generalizado: el salario medio en España ha descendido 800 euros desde 2011.
-Ha cambiado la percepción del contrato indefinido, que ahora es un contrato temporal encubierto. De cada tres contratos indefinidos firmados, uno desaparece a lo largo del año.
-Ha reducido los costes del despido improcedente y ha facilitado los despidos colectivos al eliminar la autorización administrativa de los ERE y justificando los procesos por causas económicas (tres meses consecutivos de pérdidas).
-Ha hecho perder fuerza a la negociación colectiva, hace prevalecer los convenios de empresa frente a los de sector y ha favorecido la devaluación salarial al dar más poder a la parte empresarial.
-Se han dilapidado millones y millones de euros en cursos de formación que no han servido a los destinatarios legítimos, parados y trabajadores, aunque sí a las organizaciones que gestionaban esos fondos.
USO lleva años demandando otro modelo de Diálogo Social, seguir con el actual sistema no hace más que condenarnos al conjunto de la ciudadanía a una sumisión frustrante de nuestras legítimas espiraciones en defensa de empleo digno y con derechos, sin mecanismo de aplicación general que contemple compromisos obligacionales.
Se requiere de otro desarrollo sindical y un marco realmente democrático y participativo: la derogación de la Ley Orgánica de Libertad Sindical y la promulgación de una nueva legislación sindical y en materia electoral, bajo los principios de libertad, igualdad y proporcionalidad, son los pilares en los que debe basarse la representación de los sindicatos, la pluralidad que hay en la sociedad debe manifestarse en el ámbito sindical y el actual bisindicalismo ya ha dado todo lo que tenía que dar. Que dejen paso.
Todos los partidos políticos -los nuevos que venían a cambiarlo todo también- se muestran muy cómodos con este sindicalismo pseudovertical en el que los «sindicatos mayoritarios» por Ley son los únicos que representan a la pluralidad de trabajadores, parados y pensionistas, autoproclamándose portavoces únicos y legales para comodidad de todas las instituciones.
La devaluación del empleo ha venido para quedarse de la mano de un perverso modelo de Diálogo Social que apesta a naftalina de consolidación democrática de principios de los ochenta.
Sentimos desde USO reventar el final del teatrillo de este nuevo AENC: firmarán todos un texto inútil y habrá foto con cara de insatisfacción por todas las partes.