La planta reducirá su plantilla en más de un 50% según previsiones
Edesa sigue moviendo ficha para encontrar su hueco dentro del sistema industrial vasco. Con un enfoque destinado a potenciar sus acciones en aquellas herramientas especialmente centradas en actuar de una forma especialmente eficiente, Edesa ha procedido al anuncio del cierre de la planta situada en Arrasate. Un golpe para la industria del Alto Deba que sin embargo pretende seguir focalizándose en los puntos de Vizcaya y más concretamente en la localidad de Basauri. Mediante este movimiento, las acciones realizadas por el grupo catalán tienen la previsión de reducir el número de trabajadores en plantilla desde 350 a nada menos que 130. Una significativa reducción que sirve para recentrar los objetivos de la empresa de cara a lograr los objetivos de los próximos ejercicios económicos.
Su plan contempla cerrar la planta de Garagartza, «ya que el margen de contribución negativo de sus líneas de negocio no permite la viabilidad de su actividad fabril», aunque abre la posibilidad de trasladar la producción de calentadores a la fábrica de Basauri.
La fabrica de Arrasate se dedicaba a la producción de hornos placa y lavadoras, aunque albergaba también la línea de calentadores de la filial Geyser, que es la que propone trasladar a Basauri.
Edesa Industrial considera que necesita lograr financiación no bancaria a través de la venta de inmovilizado, la atracción de un inversor industrial y de la aportación de las administraciones públicas.
También apunta la necesidad de alcanzar un acuerdo de pago de la deuda con acreedores y proveedores, y otro para reestructurar la deuda financiera avalada, que asciende a aproximadamente 80 millones de euros y que será asumidas, al igual que las pérdidas, por el grupo industrial.
Edesa Industrial entiende que las factorías de Eskoriatza y Basauri deberán «ajustar sus líneas para alcanzar la eficiencia necesaria y acercarse a la rentabilidad positiva», además de «ajustar la estructura central» pese a que la actividad comercial se mantendría.
A pesar de que esta medida puede resultar especialmente dura, la compañía ha garantizado que esta medida está destinada a garantizar un futuro viable de la empresa durante los próximos años. Para quienes aún alberguen dudas sobre los puntos en los que se está desarrollando esta tarea, se debe tener en cuenta que las pérdidas acumuladas por el ente catalán durante el pasado ejercicio correspondiente a 2016 ascienden a 38 millones de euros y la deuda bancaria, que actualmente es uno de los principales lastres para la empresa supera ya los 51 millones de euros.