La mayoría del comité de Vauste, compuesta por USO, UGT y CCOO, ha presentado hoy de forma conjunta un análisis de la situación a la que se enfrentan los 141 trabajadores de la planta gijonesa de amortiguadores debido a hechos aislados de la última fuerza sindical en entrar a formar parte del comité.
«Si en 2014 fuimos populares por algo, fue precisamente por la unidad de la plantilla y de sus representantes. Si conseguimos marcar un hito sindical, ganándole la batalla a una multinuacional dispuesta a cerrar a toda costa, fue por haber actuado ante cada ataque de manera conjunta. Hace unos años, entró una cuarta fuerza sindical en el comité que no comparte este modo de actuar y hoy todos nuestros empleos están en peligro debido a sus actuaciones unilaterales», resume Javier Álvarez, presidente del comité de empresa por USO.
El lunes, la empresa les comunicó a los representantes de los trabajadores «la aplicación de un ERTE de aquí a final de año por falta de carga de trabajo, si bien no sabremos la propuesta empresarial de cómo aplicarlo hasta que se conforme la mesa negociadora, por lo que desde el comité consideramos una imprudencia que desde el mismo sindicato se hayan aventurado cifras cuando ni siquiera hemos empezado las negociaciones», continúa Álvarez.
A este punto se ha llegado, lamentan desde el comité, «por una serie de acciones aisladas que han roto la confianza en nosotros como planta y como plantilla. Después de entrar Quantum, teníamos un contrato de tres años con Tenneco para seguir suministrándole los amortiguadores y ejes. Quantum presentó un plan industrial a seis años que ejercería aun cuando Tenneco no renovase el contrato, algo que exigimos que cumpla. En marzo de 2017, cuando íbamos a firmar la ampliación del contrato, CSI filtró a la prensa ese acuerdo y Tenneco anunció que rompía las negociaciones porque nos consideraba tóxicos laboralmente. Después de eso, a todas las visitas de la Dirección y reuniones con futuros compradores, ese sindicato respondía con pasquines y concentraciones en solitario que seguían haciendo escalar el malestar, pero con toda la plantilla».
USO, UGT y CCOO, que suponen 7 de los 9 miembros del comité, se quejan también de que un partido político, en este caso
Podemos, haya roto con el modo de actuar por todos los partidos durante el conflicto de 2014, en el que se condujeron con máxima discreción y sin buscar rédito político de sus gestiones, y en este caso la injerencia en el nuevo conflicto abierto ha reforzado la idea de la compañía de que existe un clima de permanente conflictividad que «no se ajusta en absoluto a la realidad de lo que hacemos cada día, con unos trabajadores ejemplares en lo productivo y mayoritariamente ejemplares en lo sindical», concluye Javier Álvarez.