La intención del fabricante de electrodomésticos BSH, perteneciente al grupo Bosch, de vender su negocio de planchado, afecta de lleno a la sede que tiene en Vitoria. Es la antigua Ufesa, que cumple ahora 40 años y que en 1977 fue pionera en el sector al ser la primera factoría española de planchas de vapor. Cuatro décadas después, el futuro de la planta que da empleo a 260 trabajadores -60 de ellos eventuales- es incierto. «Nos dicen que hay problemas de rentabilidad, parece que aquí en los últimos años no cuadran las cuentas. Y si la idea es vender, la incertidumbre es máxima», admiten portavoces de USO, el sindicato mayoritario en un comité en el que también tienen representación ELA y LAB.
Solo la fábrica alavesa y otra de China, en Nanjing, se dedican a producir planchas y centros de planchado. Y el futuro de ambas es el mismo, la venta. BSH ha decidido enfocar su actividad y concentrar sus inversiones en los electrodomésticos dedicados a «preparación de alimentos (robots de cocina), aspiración (aspiradores) y preparación de bebidas (cafeteras), como familias futuras de crecimiento rentable», asegura la compañía.
Con lo que para su filial de Vitoria -la compró en 1998-, esta multinacional líder en el sector de electrodomésticos pretende encontrar el «comprador más adecuado y que ofrezca la mayor confianza para seguir con la actividad industrial y poder mantener a largo plazo la viabilidad de la fábrica». Pero a pesar de estas buenas intenciones, en el seno del comité reinan la incertidumbre y el escepticismo «porque si Bosch, que es nuestro principal cliente, quiere abandonar también el negocio del planchado como parece ser, la pérdida sería considerable». Además, la fabricación de planchas «es un 1% para BSH», añaden fuentes sindicales, «y la repercusión es mínima».