Edesa Industrial (la antigua Fagor Electrodomésticos) sigue sin despejar su futuro y mantiene en vilo a los 380 trabajadores de las plantas de Arrasate, Eskoriatza y Basauri. La dirección informó al comité de empresa el 2 de diciembre de su intención de despedir a entre 33 y 45 empleados, pero no concretó si esta traumática medida se aplicaría a todas las plantas o solo a algunas.
Se suponía que parte de estas incógnitas se iban a despejar en la reunión convocada por la empresa el pasado lunes. Sin embargo, la dirección alegó problemas de agenda y la aplazó a ayer. Esta nueva convocatoria sí tuvo lugar, pero fue corta y no sirvió para aclarar la situación. Según fuentes del comité de empresa, la dirección se limitó a confirmar su intención de despedir a un número de trabajadores que se situaría entre 33 y 45, «pero no concretó la cifra exacta, ni las plantas afectadas, ni desde cuándo».
Estas mismas fuentes añadieron que tampoco se ha convocado una nueva reunión. «Solo nos han dicho que el Consejo de Administración está analizando las cuentas y que nos llamarán cuando tengan algo que decirnos». Hoy se convocará una asamblea de trabajadores con el objetivo de informarles del escaso resultado de la reunión mantenida. El comité no tiene previsto proponer nuevos actos reivindicativos. Los trabajadores realizaron el día 7 y el pasado lunes paros de una hora en las tres plantas en protesta por los despidos.
El comité reclama la implicación del Gobierno Vasco y de la Corporación Mondragon
La adopción de esta medida sumaría un escalón más a la espiral descendente en la que ha entrado Edesa Industrial. La compañía ha aplicado un ERE en Arrasate (ya finalizado) que afectó a 147 empleados. Fuentes del comité de empresa, presidido por LAB, señalan que ni aquel ERE ni los despidos son la solución. «Los despidos no tienen sentido por sí mismos si, como se nos explica, son ‘por necesidad de sanear la cuenta de gastos’. Creemos que con colaboración mutua hay otras fórmulas más exitosas».
Esta reducción de los gastos respondería al interés de Edesa Industrial de dar entrada a un inversor que habría exigido como condición previa el adelgazamiento de las cuentas. De hecho, la posibilidad de llevar a cabo una operación de este tipo fue adelantada en octubre por Francisco Martín, director general de CNA, cuando la empresa anunció el ERE. Martín señaló que la compañía trabajaba en un plan estratégico de alianzas. «Hay varias opciones para el crecimiento de la compañía-declaró el director general-. Nos han planteado colaborar en el plano comercial e industrial». Desde el comité se indica que desconocen el plan de viabilidad y si éste pasa por la entrada de inversores.
Gobierno Vasco
Los trabajadores recuerdan que «hay más actores estratégicos en este proyecto» que pueden ayudar a resolver la situación. Estos actores son, a juicio del comité, «MCC (dueños del terreno) y Fagor S. Coop (dueño de la marca), amén de las instituciones, especialmente el Gobierno Vasco, máxime cuando los pronunciamientos favorables por parte del departamento de Desarrollo Económico hacia el proyecto de CNA han sido reiterados».
Fagor CNA reinició la actividad de la extinta cooperativa en noviembre de 2014, tras ser elegida beneficiaria en el concurso de acreedores de la firma de Mondragón, tras una dura pugna con el gigante argelino Cevital. La catalana ofreció 48,5 millones de euros y prometió 705 empleos en el primer año de actividad y una facturación de 168 millones. Ninguno de estos dos últimos objetivos se ha cumplido.