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Las fábricas de vehículos españolas deben diversificar las exportaciones fuera de la UE

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El Secretario General de la Federación de Industria de USO, Pedro Ayllón, recibe a esta publicación nada más conocer su reelección, con un 98,9% de la votación.

La Tribuna de Automoción.— ¿Cómo ve la situación de la industria y de la automoción? 

Pedro Ayllón.— Con la adjudicación de productos estamos bien, aunque los plazos a veces, no se cumplen. Además, la mayoría de la exportación, que supera el 80%, va a la Unión Europea y es una región que está en una situación complicada.

Nos interesa tener las exportaciones más diversificadas. Industrialmente, da la impresión de que la situación no es tan mala como en los momentos más álgidos de la crisis, aunque hay un 35% de los trabajadores que está por debajo del salario mínimo. Por otro lado, las empresas subcontratadas están pagando entre un 35% y un 40% menos que la principal.

T.A.— ¿Qué le parece los tratados de libre comercio? 

P.A.— Estamos totalmente en contra, del de Canadá (CETA) y del de EE.UU. (TTIP). Van a camuflar salarios bajos y condiciones peores que las de la UE. En Misisipi, por ejemplo, no están permitidos los sindicatos. Además, nos generan muchas dudas porque nadie conoce los detalles de la negociación. 

T.A.— Con la mejora, ¿deberían devolver las empresas el esfuerzo hecho por los trabajadores? 

P.A.— Ha llegado el momento de reivindicar el tema salarial y otros derechos. Sobre todo, en el automóvil hemos hecho esfuerzos para localizar productos.

T.A.— ¿Se ha salido de la crisis? 

P.A.— No hemos salido de la crisis y creo que volverá a afectar aunque no al mismo nivel. EE.UU. está de nuevo con problemas de tipo de riesgo. En Europa hay países que están resignados y derrotados. Degradación, paro, falta de derechos…

Se han instalado los salarios de 600, 700 euros… Antes estábamos en el escenario salario o empleo. Pero ahora ha pasado ese momento.

T.A.— ¿Veremos convenios como los de 2005? 

P.A.— No, tenemos que salir de los sacrificios, pero las empresa están constantemente pidiendo. No tienen fin y han reestructurado hasta las que no tenían que hacerlo.

T.A.— El hecho de que los sindicatos pidan derechos y las empresas recortes, ¿puede provocar conflictividad en las fábricas? 

P.A.— Puede haber movilizaciones, pero la ciudadanía se ha amoldado a que hay que apretarse el cinturón.

T.A.— Durante la época más difícil ¿hubo apoyo del Ministerio de Industria? 

P.A.— De contenido cero y de continente el que quieran para salir en los medios. El papel es muy complicado, porque está la parte social, que a veces está dividida, y la empresa que está presionada desde el cuartel general. Hay que anticiparse y en España hasta que no hay un lío grande no se mueven. Hace falta hasta entablar relación personal, porque puede ayudar.

T.A.— ¿Considera que la irregularidad de las ayudas a los eléctricos está frenando las  adjudicaciones? 

P.A.— Sí, una sola medida no lo va a resolver, pero es una de las que puede ayudar. Estos planes son un balón de oxígeno y hay que s e g u i r incentivándoles con mayor  presupuesto. 

T . A . —¿Qué le parece la gestión de Soria en relación al sector del automóvil? 

P.A.— Que haya ayudas me parecen muy bien. Y en el plano industrial, el camino están muy marcado por la Unión Europea. Pero me parece una auténtica vergüenza que la factura eléctrica le cueste a las empresas que están aquí instaladas un 30% más que en el resto de países. Es una desventaja tremenda que las grandes empresas utilizan para decir «con este déficit tenemos que plantear unas condiciones laborales a la baja».

T.A.— ¿Va a ser muy dañino para los trabajadores otros cuatro años de presidencia del Gobierno de Mariano Rajoy? 

P.A.— En la época que ha estado, las medidas laborales y fiscales han generado una gran desigualdad entre los ciudadanos, pero al no tener mayoría absoluta debería estar más fiscalizado, se debería de dialogar y consensuar las medidas.

T.A.— ¿La falta de Gobierno y de ministro de Industria ha podido influir mucho en las inversiones del sector del auto? 

P.A.— Creo que no. Las multinacionales van más allá de esto. Una inversión no se va al traste porque haya un Gobierno interino, porque estamos en un país democrático, que es muy estable.

T.A.— ¿Cree que se ha alcanzado el límite de flexibilidad en las fábricas de automoción? 

P.A.— Siempre queda recorrido. De hecho, seguimos con más de 15 años de flexibilidad y siempre nos piden algo diferente. Pero eso no es lo más dañino, la gente entiende que hay que ser flexible. Lo que no se entiende es la pérdida de derechos o las bajadas salariales.

T.A.— ¿Le preocupa la fábrica de Nissan Ávila? 

P.A.— En los últimos años, siempre ha estado en el ojo del huracán. Todos sabíamos que el NT500 no iba a funcionar. Si no hay producto nuevo, y me da la impresión de que no lo hay, está condenada.

Además, el vehículo industrial está en el disparadero con la Alianza con Renault. Ellos tienen camiones y los priorizan. Para que Ávila esté bien tiene que hacer 18.000 unidades y estamos en menos de 13.000. El que queda, que es el Cabstar NT400, está medio amortizado. Castilla y León ha ayudado, ha puesto dinero, pero se llega a acuerdos que no se cumplen.

T.A.— ¿Cómo ve el resto de fábricas de automoción? 

P.A.— No veo riesgo en ninguna de ellas. Se han hecho muchos esfuerzos y se están contratando jóvenes que no se renuevan y después se vuelven a reincorporar. La industria del automóvil tiene mucho recorrido en España, si el país no fuera interesante ya habrían planteado irse.

T.A.— ¿Cómo ha evolucionado el STS (sindicato afín a USO en Seat)? 

P.A.— UGT tiene mayoría absoluta y la empresa no necesita más. Hemos recibido trabas hasta para darnos el local y hemos ido perdiendo afiliados En el último acuerdo no hemos entrado. Es una pena, cuando hubo la escisión de CC.OO. y se unieron a USO tenía la esperanza de que funcionara bien.

T.A.— ¿Está consiguiendo USO tener más peso a nivel nacional? 

P.A.— Hemos conseguido entrar en la mesa de la energía y del carbón, a pesar de que en este último

sector hasta falsificaban las actas para tacharnos delegados. Sin embargo, hemos crecido mucho y ahora tenemos 10 representantes, frente a los otros sindicatos que tienen dos y uno. Los trabajadores han entendido que UGT y CC.OO. estaban bastante vinculados a Carbounión, la patronal.

T.A.— ¿Cuáles son los objetivos para los próximos cuatro años, ahora que renuevan el órgano de dirección? 

P.A.— Terminar de consolidar la organización. Tenemos siete federaciones, y en otros sitios tenemos sólo coordinadoras, pero hay que hacer la federación como tal. En estos cuatro años tenemos que ntentar

tener todas. Las secciones sindicales estatales tienen que estar bien constituidas y tenemos que tener reuniones constantes. Y tal vez, luego, intersectoriales. El problema es que hacen falta recursos, personas… y no es fácil. Hace falta el perfil idóneo y que quieran las personas. Se han ido los grandes cuadros de los sindicatos y cuesta hacer el relevo con gente de nivel.

T.A.— ¿Siguen sin tener relación con Anfac? 

P.A.— Estamos igual. Les hemos invitado a este Congreso del sindicato y no han venido, entiendo que tienen sus temas con UGT y CC.OO…

 

USO, contra las diferencias entre los trabajadores subcontratados y los de la empresa principal 

Federación de Industria de USO ha celebrado su segundo congreso, después de su constitución en 2012, a partir de otras federaciones. Para el sindicato —tercero de España, tras UGT y CC.OO, por representación— la clave de estos próximos años consiste en la consolidación. 

Dentro de su acción sindical consideran clave pelear contra la diferencia de salarios entre los trabajadores que están en nómina con las empresas principales y los subcontratados, que es entre un 30% y un 40% menor, según afirma su secretario general, Pedro Ayllón. Asimismo, el máximo responsable de esta federación denuncia que, en España, alrededor de un 35% de los trabajadores percibe un sueldo inferior al salario mínimo interprofesional y que sigue existiendo una diferencia de sueldos entre hombres y mujeres. 

Otro caballo de batalla que plantea FI-USO es lograr que el precio de la energía sea inferior en España, ya que denuncian que el hecho de que sea un 30% superior al de otros países de Europa supone que las empresas lo compensen con menores retribuciones para los trabajadores. 

En este II Congreso Estatal, cuyo lema fue ‘Más industria, más empleo’, se reconoció, con emoción, la labor de José Vía y de Jesús Mari Vicente, que dejan la primera línea del sindicato tras casi 40 años de lucha obrera.

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